Al matar a la polilla.
El polvo queda en la mano.
Como un testigo. Del hecho.
El juego se adelanta, las reglas que uno mismo crea, te comen.
Era obvio en realidad. Pero uno es ciego.
El dolor te ciega y caes. La necesidad te golpea.
Morado.
Las reglas, por más claras, son para romperlas.
Primero hay que conocerlas.
Atrapado en la caja mojada, la del callejón, junto a las demás partes de mi vida.
Como perros abandonados.
A la espera de una boca hambrienta.
Ciegos.
Inmóviles.
Atrapados, nosotros. Las partes.
Es difícil limpiar las lágrimas.
De una cara llena de costras.
satoshixD
On viernes, 13 de enero de 2012
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