Sus esquivas sinapsis hacían eco en mi corazón. Sabia que aquello era literalmente imposible, pero en este mundo, y con él, golpeándome salvajemente el cráneo, todo era posible.
Cuando creyó acabar conmigo, se alejo, por entre los tarros de basura. A lo lejos, su adusto carácter trataba de decirme algo.
Lo único que quedo de él fue su ensangrentada luma. En el piso, cerca de mis ojos, y sin honor, descansaba.
satoshixD
On domingo, 23 de mayo de 2010
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